Los sueños demuestran la verdad
Tan volátil y perspicaz a la vez
Es la neta imagen de la realidad
Ni por un doncello en lo material
Y un autentico demonio de habitual.
Como tus palabras pueden hacer sufrir
Un llanto tan perplejo...
Incapaz de silenciar y solo verlo partir
Que desdicha de accion imperturbable
Enterrar las manos...
En la carne del inocente indeseado
Y sentir el dolor del si mismo no en vano.
Poder del latigazo
Y sus semillas esparcidas del rasguño
Grito incipitado del indefenso
Salta y vuela...
Mira desde lo alto del cielo gris
Graznea en negro con tu voz ronca
Siente el control natural nefasto
Maldita sangre en la boca y en tus garras
Por aquella sentencia abegada de los condenados